Asociación de bebés prematuros de Granada
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Asociación de bebés prematuros de Granada

VALERIA


¡Era una niña tan deseada! Su papá y yo soñábamos e imaginábamos como sería su carita, teníamos tantas ganas de verla, que quiso ver la luz antes de tiempo. Cuando el 28 de Diciembre de 2011 a las 31 semanas de gestación, recibimos la mejor inocentada de nuestras vidas, Valeria nacería esa noche por cesárea ya que llevaba 4 semanas en mi barriguita sin crecer, los médicos pensaron que estaría mejor fuera que dentro y, dicho y hecho, en menos de 1 hora Valeria estaba en el mundo, con 1.065g.
Yo no supe que sentir, nada era como yo había imaginado que sería el parto, a mi marido conmigo, el momento en que me pusieran a mi bebé en mis brazos, besarla por primera vez... nada. Ni siquiera pude verla hasta la tarde del día siguiente, estaba ansiosa, no entendía porque no tenía a mi niña conmigo en la habitación como todas las mamás.

Esa tarde por fin conocería a mi pequeña, imaginaba un bebé más pequeño, pero todo mi mundo se me vino encima cuando la vi por primera vez, una mezcla de emociones difícil de explicar, la alegría de ver la carita de mi niña por primera vez, pero nada era como había imaginado, una punzada de dolor atravesó mi alma y me derrumbe.
Recuerdo las palabras de la doctora Manoli que en esos momentos vino a consolarme, a explicarnos la situación y a darnos ánimos: "nadie está preparado para ver a su hijo en la UCI". Pero mi miedo eran tan grande, cardiólogos, pediatras...
Nada eran buenas noticias, Valeria tendría que luchar muy, muy duro para salir adelante. Y así lo hizo, con tan solo 24 horas comenzó a respirar sola sin necesidad de oxígeno, y al fin pude sentirla entre mis brazos, el método canguro, ese primer contacto fue el que me dio fuerza para luchar, mi pequeña Valeria me necesitaba, tenía que reponerme, ser fuerte para apoyarla y hacer todo lo que estuviera en nuestras manos por ella.

Me sacaba el pecho para poder darle mi leche materna ya que era demasiado pequeña para poder succionar, y aunque bajó hasta 900g poco a poco comenzó a estabilizarse, despacio muy despacio, un día daba un pasito adelante y otro daba un pasito atrás.
A los 13 días salió de la UCI, a cuidados intermedios, allí todo era diferente, no había tantas máquinas pitando y, lo mejor, allí podíamos participar en los cuidados de nuestra pequeña, podía darle el pecho, cambiarle el pañal, cogerla tantas veces como quisiéramos...
A los 63 días Valeria pesaba 2,300 kg y estaba lista para ir a casa, estábamos felices, aunque asustados, ¿cómo sería la vida sin saturador? Todo fue genial, Valeria cada día estaba más gordita y más guapa, aunque  tubo que seguir superando algún que otro bache en el camino, bronquiolitis, bronquitis con ingresos hospitalarios, y por último a sus 20 meses fue operada para cerrarle el ductus...

Hoy tiene 23 meses y nos tiene locos a toda la familia, es una niña muy risueña, sana y feliz. Estamos súper agradecidos a todo el equipo médico y de enfermeras del materno de Granada por la labor que hacen, por su profesionalidad y por su humanidad, pero sobre todo a mi pequeña por su fuerza y sus ganas de vivir, por llenarnos nuestras vidas cada día con su sonrisa y por darnos un ejemplo de superación.

A todos aquellos, mamis y papis que estéis pasando por esta experiencia ¡¡¡ánimo!!! que aunque son momentos muy duros, confiad en vuestros pequeños luchadores.