ZOE

Me llamo Mª José, soy madre de una niña prematura que nació con 26 semanas de gestación y tan solo 695 gramos. Todo fue muy rápido, cuando quisimos darnos cuenta nuestra hija ya había llegado al mundo.

El 7 de abril de 2011 comenzó un largo camino, un camino lleno de lucha , de miedo, un camino que ni siquiera en la peor de mis pesadillas imaginé que tendría que recorrer.

Cuando mi hija nació no podía respirar por ella misma, un tubo lo hacía por ella. El dolor que sentí al verla la primera vez no se puede explicar, hable con los pediatras y estaba tan bloqueada que no me enteraba de nada, no podía creer lo que de sus palabras entendí. Lo más probable era que no pudiera salir adelante y si lo hacia podría tener graves secuelas.

¿Cómo podía ser? Hacia unas horas estaba dentro de mí y todo iba bien, ¿por qué me había pasado esto? Mi cabeza me decía que como iba a sobrevivir algo tan pequeño y con tantos problemas, pero sin embargo, mi corazón desde el primer momento me decía que todo iba a salir bien.

Pasaban las horas, los días y las semanas y no avanzábamos. Cuando un día dábamos un paso hacia delante al siguiente era como si lo hiciéramos tres hacia atrás. La pesadilla no acababa. Dos meses después llegó a pesar 1100 gramos y recuerdo que el pediatra me dijo: "parece que ya se va viendo la luz." Y así fue, aunque siguió teniendo problemas pero seguíamos adelante, con pequeños pasos pero adelante.
Después de cuatro meses en el hospital nos fuimos a casa, conscientes de los cuidados que necesitaba y de su delicado estado pero felices, lo habíamos conseguido.

Hoy mi hija tiene 17 meses y es una niña feliz, su mirada lo dice todo, es como si cuando me mira estuviera agradeciendo el estar con nosotros. Todo el sufrimiento ha merecido la pena.